Las parejas consultan cuando ven amenazada la continuidad del vínculo con la persona amada, lo cual nos transforma en seres muy vulnerables afectiva y emocionalmente…
Con estas preguntas, generalmente iniciamos una primera entrevista con las parejas que consultan. Estas preguntas nos ayudan a entender como surge la idea de consultar, si existe motivación de ambos miembros de la pareja por participar del espacio y también si esta idea ha surgido desde la misma pareja o ha sido una indicación externa, ya sea por derivación de algún otro profesional o por sugerencia de alguien más.
A través de mi experiencia clínica, he notado que, para la mayoría de las parejas, tomar la decisión de asistir a terapia, es difícil. La mayoría consultan cuando alguna situación ya se hace insostenible, cuando en ambos o en algún miembro de la pareja hay malestar, insatisfacción, incluso una desconexión emocional y/o física evidente y en otros casos cuando ha ocurrido algún evento que interrumpe abruptamente la dinámica relacional cotidiana como puede ser una infidelidad, un episodio de violencia, un diagnóstico médico importante, entre tantas otras causas…
Lo relevante a mi juicio, es que las parejas consultan cuando ven amenazada la continuidad del vínculo con la persona amada, lo cual nos transforma en seres muy vulnerables afectiva y emocionalmente, es más desde la teoría del apego se afirma que “nunca somos más emocionales que cuando vemos amenazada nuestra principal relación amorosa”. Ahora, ¿somos consientes de que muchas veces nos enfrascamos en discusiones o en rencillas o tomamos distancia y nos alejamos del otro/a por temor? ¿Temor a qué? se pueden estar preguntando, bueno temor a no ser amado por el otro/a, temor a no ser suficiente para nuestra pareja, temor al abandono, a ser sustituido, a no ser valorado, a no ser visto en nuestra vulnerabilidad, temor a no ser cuidado, a no ser lo más importante y prioridad para el otro/a, temor a no ser capaz de satisfacer las necesidades del otro/a, sentir que no se es capaz de vivir sin el otro/a… Lo relevante es que muchas veces estas emociones que están a la base de nuestras acciones no son evidentes y solo somos capaces de mostrar al otro/a molestia, rabia, irritabilidad, desinterés, apatía, desgano, tristeza, desconexión…
Lo anterior nos debe invitar a pensar, ¿qué se esta gestando detrás de lo que vemos y mostramos tanto en nosotros como en el otro/a?
En terapia siempre decimos, “cada pareja es un mundo”, al que debemos adentrarnos de a poco para conocerlo y ayudarle a cada uno de sus integrantes a sanar heridas, a ser capaces de expresarse, ser capaz de ver y sostener el dolor del otro/a y el propio, ayudarles a lidiar con la rabia y la angustia como emociones legítimas, a ser capaces de reconocer errores, a ser capaces de pedir perdón y de perdonar, la terapia debe ser un lugar seguro para ambos libre de juicios, un lugar que propicie el encuentro, la reflexión, desde el respeto y la legitimidad, donde se pueda favorecer que el principal objetivo sea ayudar a la pareja consultante, a que ellos se trasforme en un lugar seguro para el otro/a.
La terapia de pareja es una instancia que nos ayuda a mirar la dinámica en la que están las parejas y como siempre le digo a mis consultantes, nos ayuda a “desempañar los lentes” aludiendo a la metáfora de que muchas veces caminamos por la vida con nuestros lentes empañados que no nos dejan ver claramente nuestras emociones, nuestras acciones, nuevas alternativas, nuevas formas de resolver y por su puesto en el ámbito de la pareja, muchas veces los lentes empañados de dolor, angustia, temor, tristeza, desilusión, tampoco nos dejan ver a quien tenemos al frente.
La terapia debe ser una oportunidad para que logren “escucharse emocionalmente” de nuevo, y para que logren “conectarse otra vez”…
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