Agresión sexual: Algo más del tema

Escrito por espacioconvivir

Noviembre 5, 2020

¿Cómo comenzar a reflexionar de un tema como la “agresión sexual”? Que por cierto es un término que no constituye tipología penal como la violación y el abuso sexual, sino, que es una denominación a cualquier forma de transgresión en el ámbito sexual ¿Cómo situarse desde la experticia de haber trabajado años en el tema y mirar lo que vivimos como sociedad frente a la injusticia, sin conectarse con el hecho de ser persona y por sobre todo mujer, en este mundo que todavía parece estar dominado por los hombres?

Al ver las redes sociales, no resulta difícil invadirse de sentimientos de tristeza y frustración recogidos del sentir generalizado de una sociedad, donde principalmente las mujeres pedimos respeto y justicia. Inmediatamente surge una idea que se convierte en inquietud, ¿esto le impactará solo a la persona que vivió directamente la violencia? Y desde ahí, la reflexión nos conduce comprender que cualquier tipo de agresión sexual afecta, daña y traumatiza no sólo a la víctima; es un acto que transgrede las relaciones, daña a las familias, impacta a la sociedad y se escribe en la historia como un hecho irreversible.
En el quehacer clínico, recogemos muchos relatos de vivencias dolorosas que invaden la vida de las personas que han sufrido una agresión sexual, estas historias no siempre hablan de lo morboso del hecho en sí, sino que, de la vulnerabilidad frente al agresor e incredulidad con que responde el entorno. Pareciera ser que esto último sitúa a las víctimas en un espacio de desprotección y desamparo frente al mundo. ¿Cuál es nuestro desafío entonces? En lo terapéutico nuestra tarea es visibilizar aquellos momentos de su vida libres de dolor, enmarcar las relaciones que son profundas y que la ayudarán a contener los momentos complejos, relevar la dignidad y la fuerza, que la conduzcan a sentirse como una sobreviviente de un trauma.

En algunos casos, se podría pensar que como sociedad, no llegamos a tiempo para ayudar, ocurre que se pierde una vida sin que hayamos podido generar alguna oportunidad de ver una salida al daño ocasionado por la agresión sexual. Sin embargo, debemos considerar que la ayuda que podemos brindar trasciende la vida, porque se sitúa en las relaciones de las víctima, en los amigos, en la familia y en la sociedad en general, el que se haga justicia es un acto reparador para todas y todos.
Es así que nuestro desafío continúa siendo visibilizar el dolor, hablando por aquellos que no pueden y manifestándonos para desraizarnos del machismo, la violencia y la injusticia. Enfrentar este sufrimiento acogiendo y cuidando, es dar la oportunidad de reconstruir historias que sean esperanzadoras no solo para las víctimas y sus familias, sino que para todas y todos.

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